en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

domingo, 17 de febrero de 2008

Poliuto, el fanatismo y Sopelana

Poliuto, la ópera que nos recuerda los males del fanatismo, comenzó a representarse ayer en el Euskalduna.

Como siempre, la crítica musical la dejo a los expertos, aunque a mí personalmente, la obra de Donizetti me ha encantado, y tanto la orquesta, el coro, los cantantes, incluso la escenografía, me han parecido geniales.

Yo me quedo comentando el argumento de la obra. Una obra que no había visto antes y su temática ha sido el motivo de debate durante la cerveza posterior a la salida de la misma.

El argumento esta enmarcado en una situación vivida hace diecisiete siglos, ¡casi nada!, pero pocos cambios harían falta hacer en la obra, para situarla en nuestros días, ¡incluso el vestuario serviría!

El personaje vive atormentado por una religión que, en vez de ser para él un alimento saludable, se convierte en veneno en su cerebro. Un sujeto que, en un día de solemnidad religiosa y en el templo de una religión que él no comparte, se presenta para derribar y destruir las estatuas de los dioses y sus ornamentos.



Y cuando aparece el fanatismo, siempre los bribones guían y ponen el puñal en las manos de la muchedumbre dirigida. Se parecen al viejo de la montaña, que hacía, según se dice, gozar las alegrías del paraíso a los imbéciles y les prometía una eternidad de placeres, del que les había hecho concebir la fruición anticipada, con la condición de que asesinaran a las personas que él nombraría.

El fanatismo es incompatible con la tranquilidad y no puede permitir que esta se respire en su entorno. La tendencia a absolutizar, propia del fanatismo, hace que la religión, en tanto que vinculación con un absoluto, haya sido siempre un terreno idóneo para su desarrollo, y en muchos casos lo sigue siendo, pero nuestro país es ejemplo también de la experiencia en la que la religión sustituida por un ideal mas o menos genérico pero con dos ideas muy repetidas puede llevar a la misma desagradable enfermedad.

Y así, y ahora ya atearrizando en Sopelana, los que durante la tarde de ayer y la noche de hoy han utilizado el Ayuntamiento para intentar llamar la atención sobre la situación en la que se encuentra su "religión", evidentemente, no son ajenos a esta desagradable enfermedad.