en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

lunes, 9 de enero de 2012

¿Amnistía?

Este cartel corresponde a la Amnistía
que se produjo tras  la caída del franquismo.

Aquella "SÍ" fue
una reivindicación razonable.
La de ahora, simplemente "NO".

El texto del artículo está recogido del blog de
Juan Ignacio Pérez..
Lo que se reivindicaba de manera menos formal pero tan o más intensa, -mediante pintadas, lemas en redes sociales, etc.-, no son esas medidas humanitarias (acercamiento a las cárceles vascas de los presos condenados por pertenencia a ETA o por actos de terrorismo, así como la liberación de los presos enfermos y la suspensión de las medidas de alargamiento de las condenas), y cuya aplicación concita el acuerdo de amplios sectores sociales-, sino pura y simplemente, la amnistía para los terroristas. 


La palabra amnistía deriva del griego amnestia, que está formada por el prefijo “a” (sin), la raíz griega “mne” (del indoeuropeo “men”, que es parte de palabras tales como mente o memoria). Hay otra palabra que tiene una etimología muy similar: amnesia. Ambas significan olvido, en el sentido de pérdida de memoria, aunque hay una diferencia entre ellas, ya que amnesia se refiere a todo y amnistía solo se refiere a los delitos cometidos. Una amnistía consiste en el olvido por parte de la autoridad de los delitos, como si no se hubieran cometido, de tal forma que la responsabilidad de los autores se extingue y el castigo pierde sentido.


No sería capaz de caminar junto a personas para quienes las víctimas del terror no han sido sino los daños colaterales inevitables de un conflicto del que no consideran responsables directos a quienes están destinadas las medidas que se reivindican.


Lo que se pretende con esa reivindicación es el olvido, la amnesia selectiva, la impunidad en definitiva. Llegará, -así lo espero-, el momento de las medidas de gracia, pero debieran ser eso, de gracia y no de olvido, porque el olvido sería radicalmente injusto con quienes han sufrido las consecuencias del terror. Y además, porque sobre el olvido no se puede construir la convivencia.