en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

viernes, 5 de julio de 2013

No vuelvo a la Sidrería Salaberria de Donostia. Vaya timo.

Hay establecimientos hosteleros que se han creído que el cliente es idiota o similar, que traga lo que le echen, y si son clientes de una noche, porque son turistas, con más razón. Si les puedes dar gato por liebre, que se jodan, que paguen, que se vayan y a esperar a los siguientes jilipollas.. Eso se deben de creer los dueños de la susodicha sidrería que ayer, a una clientela que les llenó el comedor, le trataron así:

Nos sentaron en una mesa alargada de esas en las que si te sientas contra la pared, a no ser que te estes meando, no te levantas mientras comes. Empezamos "bien" porque si es una sidrería donde hay que levantarse a llenar el vaso, la imposibilidad de hacerlo es evidente.

Cuando nos sentamos en la mesa solo había agua, la sidra no la servían porque se les había vaciado primero, no sé si estropeado después, el servicio de "Kupelas" y no podían servir sidrá. Después nos dieron botellas, Se les acabron las que estaban frescas y nos dejaron otro rato sin bebida "típica" porque, segun sus palabras, tuvieron que meter algunas botellas a la nevera para no servirla caliente. Desorganización, falta evidente de previsión y olor a fraude.

Ante la falta de sidra algunos pedimos vino y nos trajeron vino de La Mancha, según decía la etiqueta, con corcho de vino de Rioja. Así, tal cual. Con dos cojones. El vino era malo de solemnidad.

La comida escasita, una cazuela con dos chorizos para cada uno, tal como nos lo recordaban según lo servían. Una tortilla cuya ración era justita, lechuga y chuleta trozeada. Muy poco hecha, incluso para los muy carnívoros como yo. Raciones muy justas que no se conpensa con la pregunta una vez terminado de comer de si alguien quiere otra. Ahona no. Antes igual sí. Eramos más de cien. Insisto.

Dos trozitos de queso con menbrillo y punto y final. Pocos camareros para el número de personas que éramos y poca profesionalidad en el ambiente. Eso sí, a la hora de cobrar, los putos amos. 30 € por cabeza. Un timo con toda regla que no creo que me vuelva a pillar. Al menos ellos. 

No están los tiempos para dejarse timar dos veces. La noche anterior cenamos en el hotel Londres, mucho mas barato y con una calidad y profesionalidad mil veces mejor. Asi que, amigo lector, si se acerca a Donosti, déjese de turistadas en la sidrería Salaberría y goce de la ciudad y de sus buenos hosteleros, que los hay y muchos.