en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

lunes, 21 de octubre de 2013

En democracia no es posible aplicar medidas con carácter retroactivo.

Por muy repugnante que nos resulte ver a una etarra, asesina en serie, por la calle, tenemos que aceptar la decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo. Por mucho que nos duela ver a gente que hizo del crimen una forma de vida con horario de oficina durante años, no queda otra que acatar la sentencia. Por mucho que nos soliviante constatar la injusta certeza de que los asesinados por ETA no volverán y los asesinos acaban saliendo a la calle, no seríamos demócratas consecuentes si no aceptáramos la sentencia del TEDH.
Este mismo tribunal, el que acaba de echar para atrás la mal llamada doctrina Parot, sentenció en su día, julio de 2009, que era ajustada a derecho la ilegalización del brazo político de los terroristas, Herri Batasuna, y que la Ley de Partidos aprobada en España era perfectamente legal, democrática y respetuosa con los derechos humanos. Dijo el Tribunal Europeo entonces que Batasuna era "un grave peligro para la democracia" y que había una "imperiosa necesidad social" de dejar fuera del juego político a HB y a Batasuna. Aquella resolución judicial fue de gran trascendencia en la derrota de la banda terrorista, fue celebrada en España y dejó hundidos definitivamente a unos etarras que para entonces estaban ya muy golpeados. El TEDH es, por tanto, igual de bueno o de malo que lo fue entonces.
Es comprensible la indignación de las víctimas del terrorismo, entendiendo por víctimas no solo a los familiares directos de los asesinados, sino a todos aquellos que pudieron morir o vieron cambiadas traumáticamente sus vidas por culpa de la banda terrorista, pero en democracia no es posible aplicar medidas con carácter retroactivo.