en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

lunes, 9 de octubre de 2017

Excelente discurso integrador, desde la razón y la legalidad, de Borrell

diario16.com/josep-borrell
Un discurso integrador, desde la razón y la legalidad, desde las premisas no soberanistas y sin pretender aplastar al contrario. Porque todas las ideas y sentimientos son válidos y respetables.
Hoy los independentistas, que no los ciudadanos sino los políticos, dicen que en la manifestación de Barcelona sólo había gente de fuera de Cataluña, de extrema derecha y de falange. Pero no es verdad. Ha sobrado tanta emisión televisiva con políticos no catalanes del PP en la manifestación. Porque efectivamente parecía que eran ellos los que protagonizaban una concentración que era del pueblo catalán.
Allí había, doy fe, mucha gente progresista, de izquierdas, apolíticos, de unas y otras sensibilidades, a los que el PP ha robado el protagonismo que merecían.
No sé si había 300.000 como dice la Guardia Urbana, o un millón, como dicen los organizadores, pero sé que esta manifestación ha dado imagen y voz a la mayoría silenciosa que tan bien conocí en los años del plomo en mi querida tierra vasca.
Pero si con algo me quedo hoy es con Borrell. El exministro, el ex presidente del Parlamento europeo, el ganador de la primarias a la candidatura de la presidencia del gobierno por el PSOE, elegido tan legítimamente como a Pedro Sánchez, al que Felipe González y los suyos obligaron a dimitir para que el candidato a presidente del Gobierno fuera otro, ha demostrado ser la persona de Estado que España necesita.
Borrell sabe lo que es sufrir en política. Igual que vibrar y disfrutar. Hoy ha demostrado que está en condiciones, en las mejores diría yo, de representar a España en el mundo. Pero también de ser el político de toda la ciudadanía española.
Y le hago caso y me sirvo una copa con cava catalán. Va por él y por los miles de manifestantes que han acudido libremente desde Cataluña a la manifestación en Barcelona.
Y por cierto, que me merecen, quede claro, el mismo respeto de los que se manifiestan por la independencia.