en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Dos amigos, dos caminos, un único recorrido.

Los amigos montañeros, las parejas que salen a pasear por el campo, a manudo discuten sobre la conveniencia o no de tomar uno u otro camino como el más indicado para llegar antes y en mejores condiciones al lugar previa y comúnmente consensuado. ¿A quién no le ha pasado?

Pero las discrepancias en un momento puntual y pasajero, difícilmente pueden concluirse con un acuerdo intermedio que contente a ambas partes. O se va por uno u otro camino, bien porque no existe el del medio, o bien porque es claramente peor.

Lo lógico y razonable suele ser, primero dejar claro que por eso no vamos a separar nuestros pasos, hemos salido a pasear juntos y juntos llegaremos. Primera conclusión acertada. La segunda suele ser que mantendremos el sentido común, es decir, nada de precipicios peligrosos ni  de sendas prohibidas. El camino tiene que permitirnos llegar cómodamente a la meta. Hay gente que sale a hacer escalada, rafting y otros deportes de riesgo, pero nosotros ni somos de esos, ni estamos preparados para eso.

Y una vez que llegamos al callejón sin salida, nos decimos una sola vez, para no machacar, aquello de “ya decía yo”, “fue ¿bonito? mientras duró”, “mira que eres cabezón, pero si estaba claro”, y cosas así, nos sonreímos, y nos damos la vuelta conjuntamente, para llegar por el otro camino tranquilamente a la meta prefijada y dejamos a los del rafting y la escalada que “disfruten” ellos "a su manera".