Erikenea

domingo, 8 de junio de 2025

El matrimonio de Elon Musk y Donald Trump,
una alianza de egos tan explosiva como fugaz.

La gran pregunta después de lo visto esta semana no es si volverán a hablarse. Es qué factura va a tener este divorcio para la política estadounidense y para la economía global.

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El presidente de Estados Unidos y el hombre más rico del mundo consuman su ruptura con una guerra abierta y pública, con el intercambio de graves acusaciones. Gracias a los enfados entre ellos, nos vamos a enterar oficialmente de lo que ya sospechábamos. 
Los dos heredaron una fortuna y construyeron sus imperios, hicieron de la polémica su seña de identidad y han utilizado sus redes sociales (Truth Social y Twitter, perdón... X) como el mejor altavoz para hablar sin filtros y difundir bulos sin cortapisas. 
Sin embargo, menos de un año después de entregarse el uno al otro hasta el punto de parecer juntos en casi todas partes, ambos se han dado cuenta de que sus egos no caben en la misma habitación y, mucho menos, en las de la Casa Blanca.
Lo suyo no fue una amistad. Fue una alianza entre dos hombres que entienden el poder como un escenario de confrontación permanente, donde todo se puede decir, todo se puede pactar y todo se puede romper al instante. Trump volvió a la Casa Blanca gracias al dinero que invirtió Elon Musk en su campaña electoral y con el que compró su derecho a tener su propio departamento en la Administración estadounidense: DOGE, desde el que  aplicó la motosierra, desmantelando organizaciones clave en cooperación internacional y despidos masivos de trabajadores públicos.
Donald Trump, por su parte, es posible que ya haya perdido a su donante estrella y que su campaña para las elecciones de medio mandato sea un daño colateral que puede marcar el tono de la segunda parte de la legislatura republicana. Y lo que es peor: se ha ganado a un enemigo con cohetes, capital y una red social. Musk, herido y rencoroso, tiene medios y seguidores suficientes como para tratar de romper el movimiento MAGA desde dentro. Si decide ir más allá de las encuestas y realmente lanza su partido, el Partido Republicano podría tener un problema tan grande como la deuda que Trump pretende recortar.