Su actuación ayer fue esperpéntica, antidemocrática y estúpida, y solo contento a fachas del PP y Vox. Su público, sí, pero jugó con fuego.
Cuando el anfitrión y president de la Generalitat, Salvador Illa, el lehendakari, Imanol Pradales y hasta el presidente de la Xunta, el popular Alfonso Rueda, pronunciaron algunas palabras en sus lenguas, cooficiales según la Constitución, como en multitud de ocasiones anteriores en diferentes actos formales, no se rompió España ni las relaciones entre su ciudadanía. Más bien lo contrario. Sirvieron para demostrar una vez más que España es una realidad federal que puede convivir en libertad mostrándose cada una tal como se siente.
Ayuso fue la única dirigente que lo consideró una afrenta. Ningún otro presidente –y estaban representados 13 del PP, si contamos a los de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla– se levantó cuando hablaban sus homólogos catalán, vasco y gallego, o la presidenta navarra.
Cuando el anfitrión y president de la Generalitat, Salvador Illa, el lehendakari, Imanol Pradales y hasta el presidente de la Xunta, el popular Alfonso Rueda, pronunciaron algunas palabras en sus lenguas, cooficiales según la Constitución, como en multitud de ocasiones anteriores en diferentes actos formales, no se rompió España ni las relaciones entre su ciudadanía. Más bien lo contrario. Sirvieron para demostrar una vez más que España es una realidad federal que puede convivir en libertad mostrándose cada una tal como se siente.
Ayuso fue la única dirigente que lo consideró una afrenta. Ningún otro presidente –y estaban representados 13 del PP, si contamos a los de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla– se levantó cuando hablaban sus homólogos catalán, vasco y gallego, o la presidenta navarra.