Erikenea

domingo, 7 de septiembre de 2025

La Vuelta: un negocio que se lucra con la propaganda del genocidio

«Cualquier dirigente, comunicador, deportista o persona de bien debería sentirse profundamente orgulloso de vivir en una sociedad donde miles de personas, en lugar de limitarse a sobrevivir, se esfuerzan por recordarnos cómo ser mejores», escribe Patricia Simón sobre los activistas que consiguieron detener la Vuelta a España.

«No se agota en la lista de torturados, asesinados y desaparecidos la denuncia de los crímenes de una dictadura. La máquina te amaestra para el egoísmo y la mentira. La solidaridad es un delito.

En estos días de estupor ante la determinación de Israel de demostrarnos que no sólo puede cometer un genocidio, sino que puede socavar todos los límites imaginables de la atrocidad, me duele especialmente escuchar y leer las furibundas críticas a las movilizaciones ciudadanas contra la participación del equipo israelí en La Vuelta de muchos políticos vascos y pienso en su capacidad para desvelar cómo nos hemos acostumbrado a vivir en el mundo al revés sin apenas despeinarnos. 

Cualquier dirigente, comunicador, deportista o persona de bien debería sentirse profundamente orgulloso de vivir en una sociedad donde miles de personas, en lugar de limitarse a sobrevivir, se esfuerzan por recordarnos cómo ser mejores y alzan la voz para gritar «¡Genocidio!» a quienes trabajan para normalizar el peor crimen del que es capaz el ser humano, y «¡Palestina Libre!» contra quienes representan a los que quieren exterminarla mientras se enriquecen con su ocupación.