La cumbre de la OTAN, que se está celebrando desde ayer en La Haya, está marcada por las presiones de Estados Unidos y su presidente, Donald Trump, para que los aliados aumenten su gasto militar hasta el 5% del PIB, un 5% que podría haber sido 4% ó 6%, porque no justifica el por qué, simplemente sabemos que se le ocurrió a él la cifra, y la ha convertido en símbolo.
Y a su vez ha publicado unos mensajes del actual presidente de la OTAN en la que lo muestra como una marioneta o un payaso manejado por propio líder americano.
Y en todo esa amalgama de circunstancias, hay que reconocer que solo destaca la voz del presidente español, que simplemente asegura compromiso, si bien los números caseros para cumplirlos anuncia que los decidirá su gobierno y no un egocéntrico líder americano. Parece razonable, aunque en esta nueva época internacional algunos crean que hay que doblegarse al "líder supremo".