"Montoro sitúa al PP frente al espejo de su putrefacto legado
y descubre la miseria moral de una derecha que soslaya los escándalos de sus gobiernos
e imparte lecciones de ética e integridad".

jueves, 10 de julio de 2025

Feijoo fue el gran perdedor de ayer y quiere reproducir y revolcarse en la basura de la campaña de 2009 que le llevó a la presidencia de la Xunta?

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, señala al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su comparecencia por los escándalos que afectan a Santos Cerdán. A su lado, la portavoz del grupo, Ester Muñoz. Jesús Hellín / Europa Press
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En la campaña de las elecciones gallegas de 2009, cuando eso de la polarización y la destrucción personal del adversario político parecían cosas de las series de televisión y otras latitudes, Galicia, una vez más, fue pionera. La campaña más sucia vista hasta entonces en la política gallega y española llevó a Alberto Núñez Feijóo a la presidencia de la Xunta y fue el final del gobierno bipartito del PSdeG y BNG.

Alberto Núñez Feijóo siempre ha contado a quien quería escucharle que ese aspecto de aquella campaña era algo que lamentaba y no repetiría. En su momento, creí que se había dado cuenta que sus insultos se vuelven contra él, que sus descalificaciones y sus medio verdades lo muestran como un un amargado que lo incapacita como líder serio. Pero me equivoque. Y ha vuelto a apostar por el barro, la mierda y la mentira. Da una mezcla de pena y asco. 

Ayer en el Parlamento Feijóo no le robo a Sánchez ningún apoyo de los grupos que le apoyan. Cómo va a hacerlo si primero les insulta y luego les pide el voto. Y el único que tiene lo puso pringando. Fue como una moción de confianza que Feijoo perdió una vez más y tuvo que volver a darse cuenta que la mayoría parlamentaria, la que pone y quita presidentes, no le quiere.

En política, como en la vida, no solo se trata de ganar sino sobre todo de cómo se gana. Ese suele ser el legado que uno deja. Y el de Feijóo es lamentable.