Mitigar el daño causado a la comunidad internacional por Donald Trump tras su decisión de desmantelar la mayor agencia de cooperación gubernamental del mundo, USAID, es realmente lo que van a discutir estos días en Sevilla los representantes de más de 150 países —entre ellos medio centenar de jefes de Estado—en la Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo de Naciones Unidas.
La reunión se produce en medio de un panorama global con cifras récord de personas afectadas por los conflictos y catástrofes naturales y la creciente brecha de desigualdad en el desarrollo humano.
El presidente de EE UU ha segado con una firma la sostenibilidad de un sistema de redistribución global que no solo es una cuestión de justicia, sino también de seguridad. Pero Trump considera más seguro, para él y los suyos, hacer gastar dinero a otros paises en tanques y bombarderos construidos en USA a otros paises del globo que cooperar solidariamente con los paises más pobres del planeta. Sabe que los desesperados de hoy son los migrantes o los combatientes armados de mañana. Pero profundizar en la diferencia insalvable entre paises le permite decir que para defenderse de ellos lo mejor es armarse. Solemne estupidez.