· No deja que sea su mujer, Jada Pinkett, la que decida qué hacer y responda ante el comentario de otro hombre.
· Si ese mismo comentario lo hubiera hecho una mujer, probablemente Will Smith no se habría inmutado, porque la voz de una mujer no lo compromete a él como hombre.
· Responde con violencia como se espera de un hombre, podría haber reaccionado subiendo al escenario y tomando el micro para cuestionar la conducta del presentador, pero opta por agredirlo directamente sin mediar palabra.
· Lo hace en público como parte de ese componente moral de la conducta machista que busca el reconocimiento propio, reforzando ese machismo exhibicionista que tanto se valora en la actualidad por parte de esos sectores.
Toda esa construcción machista es la que explica la reacción de Will Smith al no pedirle disculpas al agredido, y cuando en su argumento de recriminación durante el discurso no dice nada sobre lo sucedido, ni explica su conducta sobre la situación que hay detrás de la alopecia de su mujer, ni nada sobre cualquier elemento relacionado con los hechos, sólo se limita a decir y repetir “retire el nombre de mi mujer de su boca”. Y lo hace porque la razón de su agresión no es lo dicho, sino lo hecho por Chris Rock: “utilizar a su mujer en un chiste” delante de él.