Pablo Casado siempre ha sido un viejo con cara de joven, un ‘viejoven’ que presume de apoyos como Aznar, Cospedal, Aguirre, Francisco de la Torre (alcalde de Málaga), Margallo, la masterizada Cifuentes, el reprobado Catalá, el legionarios lover Zoido… incluso gente que ni milita ya en el PP, como María San Gil.
Si miramos al otro bando -porque si algo han dejado claro es que son bandos con intereses que van más allá de lo meramente ideológico-, los apoyos de Soraya Sáenz de Santamaría no son para tirar cohetes, en línea con ese regreso al pasado del ‘viejoven’. Montoro, González Pons, Méndez de Vigo, Báñez (¿con Virgen del Rocío incluida?), Álvaro Nadal, Ayllón, Alfonso Alonso…
Pablo Casado siempre fue un viejo con cara de joven, un ‘viejoven’, que dicen algun@s. Desde que en 2015 saltó a la primera línea política nacional en otro acto de ‘renovación’ del PP, en el que Rajoy mantuvo a Javier Arenas en la Ejecutiva del PP, este cachorro de Aznar ha hecho gala de su pensamiento retrógrado que lo posiciona más cerca de Mayor Oreja que de lo que vende ser.
¿De veras Pablo Casado es la imagen de la renovación del partido? Junto a sus
compañer@s de camada -Andrea Levy y Javier Maroto-, este ‘viejoven’ presume de apoyos como
Aznar, Cospedal, Aguirre, Francisco de la Torre (alcalde de Málaga), Margallo, la masterizada Cifuentes, el reprobado Catalá, el legionarios lover Zoido… incluso gente que ni milita ya en el PP, como
María San Gil (expresidenta PP vasco) se han sumado a su lista ‘renovadora’. ¿Dará un golpe de efecto de última hora con
Mayor Oreja, Vidal-Quadras, Pío Moa o Manuel Andrino?
Si miramos al otro bando -porque si algo han dejado claro es que
son bandos con intereses que van más allá de lo meramente ideológico-, los apoyos de
Soraya Sáenz de Santamaría no son para tirar cohetes, en línea con ese regreso al pasado del ‘viejoven’.
Montoro, González Pons, Méndez de Vigo, Báñez (¿con Virgen del Rocío incluida?), Álvaro Nadal, Ayllón, Alfonso Alonso…
¿A qué conclusión llegamos? A que
en el PP no es posible la renovación, al menos, hoy por hoy. La mentalidad retrógrada que impera en sus filas y su militancia, en el mejor de los casos, da pie a un
apuntalamiento para que el chiringuito no se venga abajo. Siendo, como de hecho es,
una organización condenada por corrupción.
Comer a la mesa del PP es no poder ir al cuarto de baño: si lo haces, los comensales arremeterán contra ti. Ese es el pensamiento que la vieja guardia -incluso con aspecto más bisoño- ha tenido a la hora de apuntarse a estas
primarias descafeinadas en las que no participa ni el 10% de la militancia. A ver quién es el guapo o guapa de cara que deja su destino en manos de terceros sin poder meter cuchara…
¿Saben qué es lo malo de todo? Que la comida que se sirve en la mesa es España, esa que se han estado repartiendo a pedacitos con un mantel rojo y gualda.
Comer a la mesa del PP es no poder ir al cuarto de baño: si lo haces, los comensales arremeterán contra ti. Ese es el pensamiento que la vieja guardia -incluso con aspecto más bisoño- ha tenido a la hora de apuntarse a estas
primarias descafeinadas en las que no participa ni el 10% de la militancia. A ver quién es el guapo o guapa de cara que deja su destino en manos de terceros sin poder meter cuchara…
¿Saben qué es lo malo de todo? Que la comida que se sirve en la mesa es España, esa que se han estado repartiendo a pedacitos con un mantel rojo y gualda.