en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

lunes, 30 de julio de 2018

Euskadi y el nuevo estatuto

Tal como comenta Jauregui hoy en el periódico de Vocento, tanto el Gobierno vasco como el líder del PNV están mandando señales de moderación y pacto, pero son solo eso, señales, que se contradicen con la contundencia de la opción tomada por Egibar y los suyos. Señales, a veces equivocadas, como esa apelación de Ortúzar a Sánchez recordándole su apoyo a la moción de censura y pidiéndole «correspondencia», como si en materia de principios y modelos políticos pudiera haber un mercadeo como el sugerido por el burukide.

A la vista del acuerdo PNV-EH Bildu sobre la reforma del Estatuto, han quedado claras algunas cosas:

Primera: que en el PNV se ha impuesto su proyecto más nacionalista, el que parte de una concepción soberanista de Euskadi, articula su relación con España en términos de bilateralidad confederal y configura un derecho a la autodeterminación para la independencia cuando convenga. En la nebulosa se dibuja el sueño sabiniano del ‘zazpiak bat’, cuando el futuro lo haga posible.

Segunda: que su aliado para ese proyecto y ese tránsito es EH Bildu, la izquierda abertzale a quien redime de su pasado y la incorpora así a un nuevo marco jurídico-político vasco. 

Tercera: que esa nueva mayoría deprecia a la minoría no nacionalista y destruye el consenso del Estatuto de Gernika sobre el que hemos construido nuestro pacto de pluralidad estos últimos cuarenta años, sin discusión posible, los más fructíferos y prósperos en términos de autogobierno y de progreso económico de toda nuestra historia. 

Y cuarto: que ese proyecto de nuevo Estatuto, cualquiera que sea la redacción de los expertos convocados a desarrollar las bases políticas acordadas, no será aprobado por las Cortes y se generará un conflicto político sin solución, en el que muy probablemente ocurrirán cosas parecidas a las que están sucediendo en el conflicto catalán.