Las elecciones son, en todo sistema democrático, un momento decisivo en
la relación entre partidos políticos y sociedad civil. Es la ocasión en que los partidos deben analizar los retos a los que debe enfrentarse la sociedad, expresar sus prioridades y concretar sus propuestas en un programa electoral. Un programa que se convierte en el contrato que cada fuerza política propone a la sociedad para lograr su respaldo.
Uno de los retos más importantes que la sociedad española tiene ante sí es el relativo a las autonomías territoriales. No es el único, ciertamente, y muchas personas pueden pensar que no es esencial para la garantía de su bienestar y de sus libertades. A nuestro juicio, se equivocan. La crisis del sistema de autonomías territoriales es uno de los factores que, con más probabilidad, puede malograr nuestra convivencia. Y la incapacidad para configurarlo adecuadamente es uno de los riesgos más inmediatos que puede desestabilizar nuestro sistema democrático, haciéndolo fracasar.
La actualidad confirma la enorme magnitud de ambos peligros. El reconocimiento del enorme logro histórico que supone el actual
autogobierno no puede hacernos ignorar los problemas y menos aún, evitar que busquemos alternativas. Cuanto más se tarde en afrontar estos, más difícil será hacerlo bien. Urgen las soluciones, pero cualquier posible solución requerirá tiempo.
Los partidos políticos deben tenerlo en cuenta y empezar cuanto antes a analizar, plantear y debatir propuestas.
Nuestra Asociación ha manifestado su opinión sobre el camino que hay que emprender: la reforma del sistema autonómico inspirándonos en la experiencia de los sistemas federales que han demostrado mayor solvencia. Una reforma que, en buena medida, debe suponer reforma de la Constitución. Es una propuesta viable, útil e integradora, a la que se debe abrir paso. Cualquier otra vía no resulta suficientemente convincente porque o no tiene capacidad para resolver adecuadamente los problemas o aboca a callejones sin salida que agravan los problemas, la fractura social y la frustración ciudadana.
Somos conscientes de que el camino de la reforma de la autonomía territorial en sentido federal es una tarea de envergadura que no se puede resolver con medidas precipitadas o sin consenso. Pero que sea una senda compleja y llena de dificultades no debe impedirnos hacer lo que es indispensable: emprenderla sin más dilación.
Las elecciones del 10 de noviembre son una oportunidad que no podemos desaprovechar, la ciudadanía con nuestro voto y, las organizaciones políticas con sus iniciativas. Invitamos a los partidos políticos a que no se dejen atrapar en una visión estrecha y de corto alcance (algo habitual por desgracia, en las campañas electorales), y se doten de una visión amplia de los retos que tiene la sociedad española, que arrojen luz sobre los problemas de fondo y ofrezcan caminos que sean factibles, eficaces y abiertos a un amplio consenso.
Están en juego nuestra convivencia social y nuestro sistema democrático.