en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

miércoles, 23 de octubre de 2019

Yo, mañana, volveré a tomar un sorbito de champan.

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Volvemos a la vida cotidiana. Volvemos a la rutina de las noticias que están a la orden del día en todos los medios de comunicación. 

Pero para iniciar esta nueva fase, en vez de empezar por lo mas grave, Cataluña y la repelente actuación de sus líderes políticos actuales con su gobierno a la cabeza, prefiero arrancar con sonrisa y nostalgia. 

Sí, estoy hablando de lo que va a ocurrir mañana. Sacar los huesos de aquel despreciable tirano de donde nunca hubiesen querido mover sus familiares, amigos y fascistas seguidores y poder celebrar una vez más su muerte y nuevo enterramiento. 

Aquel 20 de noviembre de 1975 miles de familias españolas celebramos la muerte del dictador. Aquel día había pocas certezas sobre lo que ocurriría en el futuro. Nada hacía pensar, y de hecho así fue, que el régimen fuera a desmoronarse de la noche a la mañana, arrastrado por la desaparición de su sanguinario Caudillo. 

Los miedos y la incertidumbre ganaban por goleada a la esperanza. ¡Quedaba tanto camino por recorrer! Sin embargo, los luchadores antifranquistas, los verdaderos demócratas sacamos de la nevera el champán que teníamos reservado para la ocasión, lo descorchamos y brindamos con alegría y emoción. 

Nadie pudo arrebatarnos aquel instante de profunda felicidad. Yo, mañana, volveré a tomar un sorbito de champan.