En Retorno al hogar, estrenada por Pinter -autor irreverente y provocador donde los haya …-en 1965, retrata con suma crudeza las mil y una contradicciones y tensiones entre un padre viudo que vive sólo con hombres : con dos de sus hijos, ya adultos, y un hermano. La llegada del hijo mayor, aparentemente el triunfador de la familia, con su esposa, una mujer vestida con un significativo abrigo blanco, que introducirá un rayo de luz y color en el ambiente gris familiar. Toda una colección de simbologías que desata todos los vientos de una tempestad provocada por un ambiente asfixiante y opresivo provocado por la envidia y el desprecio mutuos entre todos los miembros del clan.
El final, sorprendente y pesimista, nos coloca en el mismo escenario inicial, aunque con un significativo cambio en las relaciones de poder: la mujer ejercerá el control, aparentemente, aunque el grupo -la sociedad- impondrá un alto coste para su ejercicio, el precio de su dignidad y de convertirse en objeto de compraventa. Y es que el poder tienta y corrompe, podríamos concluir.
No es fácil el teatro de H.Pinter, ni siquiera en obras como Regreso al hogar en la que se mueve entre el realismo y el absurdo. No se trata de un teatro de mayorías. Es un teatro incómodo y áspero que exige un cierto esfuerzo intelectual. Regreso al hogar trata las relaciones humanas con abundantes recursos del teatro del absurdo para subrayar los aspectos de la soledad y la incomunicación en sociedad, manejando los silencios expresivos y las situaciones cotidianas con gran maestría.
H.Pinter apunta a lo que significa el poder y el ejercicio del poder, aspecto tratado en la obra de manera harto realista. En este contexto, lo que es verdad y mentira adquiere un valor relativo y cambiante en función de lo que convenga o no al poder.
El trabajo de los actores y la actriz del reparto ha sido correcta, con una dedicación total y sacándole a la obra un rendimiento encomiable. Lo que no ha impedido que mucha gente al finalizar se mirase e intercambiase sensaciones y opiniones nada mas bajarse el telón : "Rara, rara, rara". Es el perfecto ejemplo de lo que es el teatro del absurdo de Pinter.
El dramaturgo y poeta británico Harold Pinter (Londres, 1930 – 2008) está considerado el máximo exponente del arte dramático inglés de la segunda mitad del siglo XX. El autor ha sido reconocido con numerosos premios, destacando el Premio Nobel de Literatura en 2005. Daniel Veronese (Buenos Aires, 1955) está reconocido internacionalmente como autor, adaptador, actor y director teatral. Ha recibido numerosos premios y sus espectáculos se han presentado en más de un centenar de ciudades de América, Europa y Asia. Sus textos han sido traducidos al francés, al alemán, al italiano, al inglés y al portugués.