en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

miércoles, 7 de septiembre de 2022

Chile abre una nueva etapa que los progresistas
deben de saber entender y reconducir.

He de reconocer previamente que cuando me tocó el turno, allá por los 80, defendí el "Konstituzio honi, ez", es decir, "No a esta Constitución". Aunque, para contarlo todo, en pòco tiempo, pase a un "Sí inequivoco a esta Constitución". La correlación de fuerzas siempre ha estado en mi maleta ideológica.

Este fin de semana, Chile expresó su rotundo rechazo a la propuesta de nueva Constitución. El plebiscito convocado para validar el texto que debía sustituir al que entró en vigor en 1980 bajo mandato del dictador Augusto Pinochet obtuvo un 62% de votos en contra frente a un 38% a favor. Este resultado, avalado con una masiva participación del 84,5%, muestra una sociedad desencantada con un trabajo constituyente que a todas luces no ha logrado la madurez que requieren las leyes fundamentales.

Y eso que la iniciativa derrotada este domingo consagraba el Estado social y democrático, aseguraba la igualdad de género, asumía el reto medioambiental y potenciaba la autonomía de los pueblos originarios. A pesar de todo ello, gran parte de la ciudadanía ha preferido rechazarla. Sin duda, esto debe de hacer pensar a las fuerzas progresistas.

Probablemente, no se trate, sin embargo, de ningún fracaso del sistema democrático, como intenta hacer creer la ultraderecha, sino lo contrario. Lo que Chile pide ahora, y así lo ha reconocido su presidente, Gabriel Boric, es precisamente reactivar el proceso y “resolver las diferencias con más democracia, nunca con menos”.

https://elpais.com/opinion/2022-09-05/chile-abre-una-nueva-etapa.html
Un partidario del 'no' a la nueva Constitución celebra los resultados del plebiscito.
PABLO SANHUEZA (REUTERS)