Hoy martes 6 de septiembre de 2022 es festivo en Euskadi.
500 años desde que cinco naves bajaran por el Guadalquivir para comenzar un viaje histórico y tres años después de la botadura fluvial, un espectral conjunto de hombres regresara a España después de circunnavegar la Tierra, dirigidos por un marino nacido en Getaria. El lema concedido por Carlos I fue claro: Primus circumdedisti me - El primero que me circundaste -, que no deja lugar a dudas de quién abrió aquella ruta circular, por más que 500 años más tarde, en los tiempos del consenso y el diálogo, una iniciativa conjunta, nombrada con el término geográfico «Península Ibérica», trate de repartir, democráticamente, los méritos de aquel viaje que Portugal trató en vano de impedir. Pero esto es parte de otra historia.
Y sumándose a la ola de la conmemoración, el Gobierno Vasco ha fijado este festivo, sin atender al calendario laboral o a la mejor fecha para una desconexión laboral o educativa. Se cumplen 500 años de la llegada a Sanlucar de Barrameda de una vuelta al mundo que terminó siendo dirigida por un vasco. Vale. No estoy seguro de que esto resulte especialmente motivante. La fiesta sí, claro. El motivo lo dudo.
Creo que la mayoría preferiría otra manera de decidir este tipo de fiestas. Mejor repartidas en el calenrio laboral. También es cierto que es de agradecer que, por lo menos, no celebremos la vida, la muerte, el ascendo o el descenso de un santo católico. Algo hemos avanzado, pero la redistribución de las fiestas y de los días vacacionales, separándolos de motivos religiosos o patrioteros es algo que todavía tenemos pendiente.