El lugar donde está puesta no es casualidad pues la obra fue encargada
por el ayuntamiento y el artista donostiarra la creo expresamente
para que cuando giremos a su alrededor leamos el nombre de Amorebieta.
Según el sitio web Ametx, el autor «pretende que juguemos
con la imaginación en esta escultura, animándonos a introducirnos
en los tiempos pasados de dinosaurios y seres gigantes».
Al final, la gente solo ha visto una patata, que es gigante,
pero sigue siendo un tubérculo.