Llama la atención que el congreso del PP de lecciones de limpieza y no corrupción,
y esté aplaudiendo a un señor como Carlos Mazón"

sábado, 12 de julio de 2025

Las ideas de Vox no merecen respeto.
Las de quienes votan a Vox tampoco.
No trates con fascistas, no trates con racistas

publico.es/opinion/cristina-fallaras
Creo que ya ha llegado el momento de llamar fascistas a los fascistas, neonazis a los neonazis y dejarnos de paños calientes y de esa peregrina consigna de que todas las ideas merecen respeto. De ninguna manera. Las ideas de Vox no merecen respeto. Las de quienes votan a Vox tampocoNi Vox ni sus votantes lo merecen. Y punto. Y cuando alguien delante de ti defienda las consignas del partido ultra, te levantas y te vas. Y cuando tu hijo te diga que le gusta Abascal, lo sientas y le explicas por qué no puede ser un cobarde y un desgraciado. Si te dice que hay que echar a los inmigrantes, le paras los pies de la misma manera que lo harías si te dijera que hay que violar a las chicas o hay que torturar a los animales. Sin contemplaciones y de forma tajante. Inmediatamente.  

Hemos llegado a este punto de miseria y brutalidad porque llevamos demasiados años templando gaitas, debatiendo en tertulias falaces si podemos o no llamar fascismo a lo de los neonazis de Vox. Llevamos años supuestamente "analizando las causas" de algo a lo que no nos hemos atrevido a llamar por su nombre: fascistas y neonazis 

Debemos, es nuestra obligación moral y democrática, hacer explicito nuestro desprecio por los racistas, los fascistas y los neonazis que votan a Vox y que defienden esas posturas. No entablar conversación con ellos. No sentarnos a su mesa. No compartir copa ni bailar con ellos. No se confraterniza con la bestia, porque hacerlo te convierte en bestia. 

Me declaro antifascista hasta la médula. Ser antifascista es un honor que tiene su genealogía. Se lo debemos a todas esas personas que en su momento combatieron el fascismo con sus vidas. Sabemos hasta dónde llegaron los nazis. Sabemos cuánto silencio de la mayoría, cuanta confraternización de la población europea hizo falta para que pudieran alcanzar el poder y perpetrar unas atrocidades que no se nos olvidan. Llegadas a este punto, ser antifascistas de forma explícita y radical no es una opción. Es una obligación.