Todas las ideologías totalitarias dan mucha importancia a la propaganda, y en Euskadi, algunas de estas intentan copar con sus simbolismos los escenarios de todo el País que consideran suyo.
Cuando no son fiestas, las paredes públicas o privadas las llenan de carteles o pintadas, en las fiestas no dejan espacio sin cubrir con pancartas y letreros. Si hay un corner en San Mamés, allí estan. Si un ciclista en carrera es enfocado por las camaras, allí estan. Es ver una camara y desplegar su cartelito. Pesados e insistentes.
Cualquiera que se pasee por "sus feudos", no podrá ver otro tipo de mensajes.
Igual esta foto puede ser un ejemplo.
Si no lo ves claro, amplíala.
https://www.facebook.com/photo/?fbid=10217706667137141&set=a.1448926361855
Pero no. No son símbolo de fortaleza y organización. Es pura debilidad. Al igual que la iglesia católica con su oprobiosa presencia simbólica en nuestra sociedad. No hay monte sin cruz o capilla. No hay barrio o pueblo sin su iglesia, construida, en general, con el apoyo de todo el pueblo para, ahora, disfrutarlo ellos solitos. Ni son mejores, ni son más, ni son más fuertes. Se han creido todos ellos que tienen la verdad absoluta y salen a la calle como si tal. Los movimientos extremistas cuyos excesos en la propaganda son manifiestos, han cultivado una falta de respeto al pluralismo ideológico, político y democrático que toleramos la ciudadanía con una paciencia enorme y una resignación que tenemos que superar.
Pero no. No son símbolo de fortaleza y organización. Es pura debilidad. Al igual que la iglesia católica con su oprobiosa presencia simbólica en nuestra sociedad. No hay monte sin cruz o capilla. No hay barrio o pueblo sin su iglesia, construida, en general, con el apoyo de todo el pueblo para, ahora, disfrutarlo ellos solitos. Ni son mejores, ni son más, ni son más fuertes. Se han creido todos ellos que tienen la verdad absoluta y salen a la calle como si tal. Los movimientos extremistas cuyos excesos en la propaganda son manifiestos, han cultivado una falta de respeto al pluralismo ideológico, político y democrático que toleramos la ciudadanía con una paciencia enorme y una resignación que tenemos que superar.