Imágen y texto de : www.eldiario.es/cultura/maestro-Prado |
Gracias a las enseñanzas de un misterioso sabio, un joven periodista descubrirá que algunos cuadros emblemáticos del Museo del Prado trascienden su sentido aparente, visible, para convertirse en puertas que comunican con lo trascendente, con el “más allá”. Así podrá descifrar los ocultos mensajes que los grandes pintores, maestros en saberes esotéricos, dejaron encerrados en ellos.
El maestro del Prado, aunque tiene algunas afinidades temáticas con El código Da Vinci, se diferencia claramente de la novela de Brown porque su nivel de documentación histórica es muy superior. Lo cual no es un gran elogio, porque El código Da Vinci carece de documentación. Pero hay que reconocer que Sierra se ha esforzado en dar un barniz de wikierudición a sus lucubraciones.
Va planteando diversos temas al hilo de los comentarios sobre cuadros del Museo del Prado, pintados por Rafael, Botticelli, Tiziano, El Bosco, Brueghel el Viejo, El Greco… Pero el comentario de cada cuadro queda demasiado desligado de los demás. Se supone que los pintores de esos cuadros formaban parte, a lo largo de los siglos, de la misma secta de iluminados, pero no se ve un mensaje que los una a todos.
Desde el punto de vista literario, la novela se resiente de un exceso de información, que se va transmitiendo mediante largos diálogos entre el misterioso sabio y el joven estudiante.La acumulación de información estético-esotérica acerca la obra más al ensayo divulgativo que a la novela de intriga. Por eso sería difícil adaptarla al cine. En cambio, no sería muy complicado suprimir los largos diálogos y agrupar la información en una serie de textos expositivos independientes, como comentarios específicos de cada cuadro. .