Esto es como lo de ser o no ser racista. Es difícil encontrar a alguna persona que lo reconozca abiertamente. Con el fascismo, ahí le andamos. En teoría, todos estamos en contra del fascismo. Ni siquiera muchos fascistas se reconocen como tales. Y, sin embargo, los que ya tenemos no una sino dos edades hemos padecido al menos dos tipos y medio de fascismo en nuestro pequeño país.
Tomando el relevo al fascismo franquista, tuvimos nuestro propio fascismo doméstico, cercano y, lógicamente, muy peligroso. Incluso ambos fascismos se adueñaron de nuestras calles.
Hay una manifestación con un lindo mensaje: ‘Askatasun Haizea’, viento de libertad, en alusión a Paredes Manot, ‘Txiki’. Los convocantes se declaran antifascistas, pero han eludido totalmente la responsabilidad de su pasado del ‘Bietan Jarrai’.
Muchos de ellos fueron los de Oldartzen, los de los métodos violentos para doblegarnos y expulsar a la población no obediente a sus dictados.
¿Y son ellos los que exigen que no se permita manifestarse a los otros fascistas?
Tenemos una desmemoria tal que elude los 853 asesinatos, las amenazas y el miedo