"Montoro sitúa al PP frente al espejo de su putrefacto legado
y descubre la miseria moral de una derecha que soslaya los escándalos de sus gobiernos
e imparte lecciones de ética e integridad".

sábado, 7 de junio de 2025

Isabel, métetelo en la cabeza, Madrid no es España.
Tus problemas con la justicia y tus neuras
no son los de la mayoría de españoles, afortunadamente.

Su actuación ayer fue esperpéntica, antidemocrática y estúpida, y solo contento a fachas del PP y Vox. Su público, sí, pero jugó con fuego.
Cuando el anfitrión y president de la Generalitat, Salvador Illa, el lehendakari, Imanol Pradales y hasta el presidente de la Xunta, el popular Alfonso Rueda, pronunciaron algunas palabras en sus lenguas, cooficiales según la Constitución, como en multitud de ocasiones anteriores en diferentes actos formales, no se rompió España ni las relaciones entre su ciudadanía. Más bien lo contrario. Sirvieron para demostrar una vez más que España es una realidad federal que puede convivir en libertad  mostrándose cada una tal como se siente.

Ayuso fue la única dirigente que lo consideró una afrenta. Ningún otro presidente –y estaban representados 13 del PP, si contamos a los de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla– se levantó cuando hablaban sus homólogos catalán, vasco y gallego, o la presidenta navarra.