La Unión Europea debería quitarle al Gobierno y a la televisión israelíes la posibilidad de usar a sus cantantes
para blanquear su imagen y proyectar al mundo un país moderno, inclusivo, tolerante y progresista.

domingo, 20 de abril de 2025

El TAV ha dejado al desnudo los problemas de Euskadi:
Antes el terrorismo, y siempre la LTH.

España estrenó la era de la alta velocidad ferroviaria en 1992 con la línea Madrid-Sevilla. Fue el regalo del presidente Felipe González a su ciudad natal con motivo de la Expo Universal. La elección pudo ser Barcelona, que también celebró ese año las Olimpiadas. Pero el terruño siempre es el terruño.

Tan pronto se conoció el proyecto sevillano, se abrió una guerra incruenta entre los gobiernos vasco y catalán para ver si el siguiente AVE conectaba a España con Francia por el Cantábrico o por el Mediterráneo. Ya saben quién ganó. El AVE Madrid-Barcelona arrancó en 2008. Treinta y tres años después de la inauguración de la línea a Sevilla, 29 capitales de provincia disfrutan de la alta velocidad, ninguna vasco-navarra.

¿Culpables?
Los sucesivos gobiernos españoles de PP y PSOE.
Todos impusieron conexiones desde y hacia Madrid pese a que somos un Estado autonómico. Y prefirieron llevar el AVE a Valencia, a casi toda Andalucía, Castilla y León, Aragón, Asturias o Galicia.

También estaría bien recordar que ETA puso también su sangriento granito de arena contra los intereses vascos. En 2007 declaró al TAV objetivo y colocó tres bombas. En 2008 asesinó al empresario guipuzcoano y militante jeltzale Ignacio Uria, de Altuna y Uria, una de las concesionarias del TAV.
Y a la par del terrorismo etarra, seamos justo, también habría que recordar la corrupción que envolvió al tema y cómo se enriquecieron los Roldán y compañía con el mismo asunto.

Casi cuarenta años. Demasiados para creer que la incapacidad manifiesta está solo en un lado de la balanza.
En este tiempo hemos pasado por crisis económicas. Sí. Pero resulta injustificable que sigamos sin fecha para la llegada del AVE. Y menos aún que siga sin decidirse si la Y conectará con Navarra por Vitoria o por Ezkio, en donde el Gobierno vasco ya ha gastado un buen puñado de millones en una estación.
La incapacidad de unos y de otros, junto a la actividad violenta del movimiento pro etarra, ha quedado claramente plasmada durante todo este tiempo.

¿Sin nada comprometido?
El Gabinete Sánchez dice que la decisión se tomará por razones económicas y medioambientales. Eso se llama Vitoria.
Y por si alguien alberga dudas, el ministro Puente, así lo ha admitido.
Dirigentes del PSN y del PSE han añadido que «la conexión con Pamplona será por Vitoria o no será». ¿Y las demás razones que llevaban a elegir Ezkio?
¿Guerra a la vista? ¿Tragará el PNV? ¿Lo hará el PSOE?
¿Cuánto más van a demorarse las obras?
Al menos para que podamos viajar a Madrid en unas condiciones no tercermundistas como las actuales.
La incapacidad y la autocrítica del Gobierno vasco ni la reconocen ni la manifiestan, pero ya va siendo hora de hacerlo.