Hace ya bastantes años, el periodista Iñaki Gabilondo dejó escrito que en Euskadi había que secularizar el problema vasco, distanciarlo de la mística política. Y ya entonces consideraba este periodista donostiarra, como muchos en la sociedad vasca, que había que llamar a las cosas por su nombre. Y no dar gato por liebre a una sociedad que ha pasado la página de la violencia de ETA sin miramientos, pero con el espejo retrovisor bien limpio para tener presente la barbarie y a las víctimas. “Las miradas, los relatos se tienen que sustentar sobre hechos ciertos, constatables, no sobre mitología, ensoñaciones, medias verdades que ocultan tragedias”.