Y en esta pelea entre hijos de la gran puta,
donde militares y autorrepresentantes de dioses
que se pelean por administrar la vida de los demás,
si puedo, prefiero librarme de los dos,
aunque si me ponen entre la espada y la pared,
prefiero a un hijo de puta de uniforme
que me putea con unas reglas claras y terrenales
que a un autonombrado representante de no sé qué dios
y me obligue a seguir sus interpretaciones y deseos.
Eso sí. Y que no se nos olvide.
Lo peor es cuando ambos se ponen de acuerdo
y gobiernan juntos.