La venganza se sirve en plato frío y la UE se la tenía jurada a Syriza. La victoria en las urnas en enero de la formación de izquierdas supuso todo un revés para el ‘establishment’ europeo. Un partido que amenazaba a la Troika, que llamaba a la sublevación democrática contra las políticas de austeridad, se hacía con el gobierno de un estado miembro. Permitir que el ‘experimento’ saliera bien hubiera sido como dar alas a ensayos similares en otros países.
De entonces a ahora las cosas no han hecho sino empeorar. Es cierto que Syriza no fue quien falseó las cuentas para ingresar en el club del euro, sino conservadores y socialistas. Tampoco quien saqueó las arcas públicas del país. Ni quien permitió intolerables tasas de fraude fiscal o quien alumbró un sector público tan desproporcionado como ineficaz. Pero es igualmente cierto que en medio año en el poder, en lugar de meter mano a alguno de estos problemas, Syriza ha hablado mucho y ha hecho bastante poco.
Pero estos días se ha terminado de desbordar el vasco. De una parte, por el referéndum griego de hace diez días. De otra, por el mensaje con el que Tsipras pidió el sábado el respaldo del Parlamento heleno a su plan de rescate. «Esperamos que esta semilla de democracia y de dignidad que hoy aporta Grecia dé sus frutos para otros pueblos de Europa», lanzó en clave internacionalista. ¡¡Hasta aquí podíamos llegar!!
Y entre los avisados, de una manera prioritaria, los españoles. Porque acudiremos a las urnas antes de fin año y porque entre quienes pugnan por el poder figura Podemos, organización amiga de Syriza.
A buen entendedor con pocas palabras bastan. En el club europeo gustan los partidos del sistema. Parece que de una forma singular el PP de Rajoy, aunque también el PSOE o Ciudadanos. Pero no populismos como el de Podemos.
Alberto Ayala en Vocento