Así lo titulaba Luis Prados en su artículo en EL PAIS. La constancia de la oposición iraní en denunciar el fraude electoral del pasado 12 de junio hace cada semana más patente el desarrollo de una revolución democrática en las calles de Teherán y un cisma en el establishment religioso del país de los ayatolás. Es más, como ha dicho recientemente el escritor británico Martin Amis, quizá estemos asistiendo "al primer espasmo de la agonía de la República Islámica".
¡Ojala así sea! y aunque hoy es casi imposible prever el final de la crisis, ya se puede afirmar que la República Islámica habrá perdido en este verano de 2009 el halo revolucionario que inflamó a tantos jóvenes musulmanes de la región hace 30 años para convertirse en una dictadura militar más, con su nomenclatura y su brecha generacional insalvable.
Y asú, una y otra vez. Democracia versus religión.
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