Una semana después del nombramiento de la ciudad donostiarra como Capital de la Cultura europea en 2016, y oídos los ladridos emitidos fundamentalmente por Juan Alberto Belloch y Ana Aguilar, he querido esperar a ver si desde sus propios cuarteles les llamaban al orden y las hacían dejar de decir estupideces, pero poco he oído al respecto.Su reacción, fundamentada por el cambio de alcalde ha resultado del todo despreciable y además inconsecuente, porque, vamos a ver, si protestan por considerar "politica" la decisión del jurado, no menos "política, aunque de la mala, es la que han utilizado ambos dos personajes para descalificar la ciudad de La Concha. Ninguno de los dos ha dado razones relacionadas con el proyecto. Curioso.
Ahora toca a los donostiarras, con el apoyo de todo el entorno, de todos los grupos políticos y sociales, demostrar que el faro de la vida y de la paz, dos de sus ejes principales, van a ser no solo objetivos tácticos, sino también claramente estratégicos.