El atentado terrorista cometido hoy por el Estado Islámico (IS) en el centro de Barcelona demuestra que la religión entendida de manera fanática sigue siendo sin lugar a dudas la mayor amenaza contra la paz y la seguridad mundiales.
Los asesinos han actuado en la capital catalana como podrían haberlo hecho en cualquier otro lugar, demostrando que su guerra santa sin tregua, su yihad, es contra todas aquellas naciones consideradas infieles, es decir, todas las que no aceptan someterse a la interpretación religiosa que el salafismo radical considera como única posible.
Seguimos sin ver a nuestras respectivas autoridades administrativas y políticas sin tomar medidas "serias" y "contundentes" contra todas las "herramientas"*** que los "pastores" de las religiones e ideologías que fomentan la violencia usan a sus anchas sin que se tomen medidas que a la ciudadanía solidaria, pacífica y democrática puedan tranquilizar.
Organizaciones sociales y políticas que fomentan el odio o la discriminación, lo veíamos esta semana también en EEUU, siguen siendo legales e incluso subvencionadas. Y esto solo es una pequeña consecuencia del monstruo que estamos permitiendo crecer entre nosotros.
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***Algunas de las herramientas que se permiten, en mi opinión muy lamentablemente, son templos donde se expanden sus fanáticas ideologías, "pastores" que se creen con derecho a imponer sus opiniones, reglas de vestir que sirven para autodiscriminarse del resto, o la defensa de la idea de que las religiones que han creado históricamente las guerras mas salvajes y han asesinado a millones de personas, no tienen la culpa de todas estas consecuencias.