Tras la lectura del artículo que adjunto a continuación ... ¿se puede seguir pensando que las religiones son solo "paz y amor", tal como nos han intentado convencer toda la vida, primero unos y luego otros, aunque sus prácticas no correspondiesen a ese tipo de eslóganes buenistas e infantiles?
La asociación marroquí Justicia y Espiritualidad, ahora asentada en el País Vasco, proclama que el islam es la paz y que todo intento de pensar que los yihadistas “que se creen musulmanes” no son sino “antiislámicos” es sentar plaza de islamófobo. Así que tanto ellos, como Al Qaeda o el Estado Islámico, serían protagonistas de actos de barbarie, “locuras” ajenas a su religión.
Pero la gente común rechaza asumir esa disociación entre una creencia tan benéfica y las acciones criminales de quienes las ejecutan al grito de “¡Allah-u Akhbar!”. El fondo xenófobo hace el resto.
Y es que los yihadistas son musulmanes y defensores de una versión radical, ultraortodoxa del islam, de la misma manera que los inquisidores eran católicos, vaya si lo eran.
La construcción teológica en el Corán de la Meca, núcleo de la doctrina, no incluye la yihad como guerra contra el no-creyente, pero la experiencia práctica del Profeta
Imágen de ANDREU DALMAU / EFE Texto del artículo de Antonio Elorza en El Pais |
El Corán, las sentencias, las biografías de Mahoma ofrecen la inequívoca doble fundamentación de la yihad como mediación necesaria hasta que el islam impere universalmente (2,193) y de la exigencia de aterrorizar por las armas a los enemigos de Alá (8, 60).
Para el yihadismo, desde un regreso a los orígenes (salafismo), su cumplimiento debe ser implacable, en un mundo partido en dos, porque fuera de la umma de los creyentes solo hay enemigos reales o potenciales, dehumanizados.