El mundo se parará por unos instantes y Sudáfrica será el centro de atención. El 11 de junio la maquinaria del mundial con sus retransmisiones, fotos, goles y nervios acaparará la atención del país. En Madrid, la Plaza de Colón, cualquier otro lugar o plaza será literalmente tomado por el “rojerío” –lo digo por el color- ¿podemos? eso ya se verá, pero dicen que somos favoritos .
Pero antes de que nos invada el fervor patriótico y no podamos hablar ni criticar nada de la Selección Española, quería detenerme en una propuesta que ha hecho ERC en el Parlamento para que los futbolistas renuncien a la prima de más de medio millón de euros por ganar el mundial. Esta prima duplica la del campeonato de Europa del 2008 y parece un exceso en tiempos de crisis. Hay que tener en cuenta que supone unos 14 millones de euros para toda la selección y que los futbolistas de nivel de los que irán al mundial pueden tener unos ingresos anuales en sus respectivos equipos de más de seis millones de euros.
No quisiera aguar la fiesta a nadie con “ minucias ” ni que nadie me acusara de falta de patriotismo, más bien el verdadero patriotismo sería este ejercicio de solidaridad con los que están pasando tiempos difíciles. También será interpretado como un ejercicio de demagogia, total el mundial mueve tantos millones que estas primas no afectan a los dineros públicos. Bueno, esto es relativo, las federaciones son entidades de utilidad pública y algo tienen que ver con la austeridad y los presupuestos públicos.
Los futbolistas quizás deberían plantearse también en algún momento su responsabilidad en un mundo en el que parecen totalmente ajenos. Muchos chavales en los barrios o en múltiples lugares del planeta ven a los futbolistas con tal admiración que sería de agradecer que de vez en cuando y no sólo en navidad o en algún partido contra la pobreza, hicieran más visibles compromisos y valores con el mundo que nos ha tocado vivir y que muchos de ellos conocen de cerca.
Algunos -todo hay que decirlo- participan de causas humanitarias, prestan su imagen para causas justas, etc, aunque en general son muy ostentosos en sus formas de vida. Pero no me digan que no sería un punto que renunciaran a las dietas del mundial para -un ejemplo- impulsar el deporte en los barrios.
No lo creo, pero es extraño que un país tan sensibilizado con algunos excesos nunca cuestione estas cosas.
(Lo recojo del blog de Inés Sabanés y, sin duda, podría ser un motivo para que alguno más se animase a festejar sus éxitos)
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