Y, si queremos salvarla, merece la pena que, además de celebrar lo hasta ahora vivido, que no digo que no, también nos comprometamos a readecuar, releer y reinterpretar juntos lo que tenemos y nos ha permitido progresar a todos estas últimas décadas y renovemos nuestro compromiso de caminar conjuntamente otras cuantas más.
Odón Elorza, en un artículo publicado en publicoscopia nos recuerda que la celebración del aniversario de la Constitución entre cócteles complacientes y actos sociales, en vez de convocar acciones de compromiso político en favor de su urgente reforma, pueden parecen a estas alturas una demostración de puro cinismo.
El país está roto; en su espíritu de unidad democrática; en su ánimo, ante incertidumbres que parecen insuperables (tanto para los jóvenes que se ven obligados a emigrar, como para los mayores que necesitan volver a trabajar para alcanzar un periodo de cotización que les permita una pensión digna); en sus valores colectivos y en sus principios, a la vista de la corrupción y de las políticas contrarias a la igualdad y la solidaridad que impone la derecha gobernante.
Soportamos a una derecha contraria a la urgente Reforma Constitucional porque viven en Babia y en la luna de Valencia. Un PP y un Presidente de plasma que se han parapetado tras el muro ciego e infranqueable de su mayoría absoluta. Y, mientras, se acumulan los problemas en la calle y se inunda de miseria moral la sede de Génova.
Odón Elorza, en un artículo publicado en publicoscopia nos recuerda que la celebración del aniversario de la Constitución entre cócteles complacientes y actos sociales, en vez de convocar acciones de compromiso político en favor de su urgente reforma, pueden parecen a estas alturas una demostración de puro cinismo.
El país está roto; en su espíritu de unidad democrática; en su ánimo, ante incertidumbres que parecen insuperables (tanto para los jóvenes que se ven obligados a emigrar, como para los mayores que necesitan volver a trabajar para alcanzar un periodo de cotización que les permita una pensión digna); en sus valores colectivos y en sus principios, a la vista de la corrupción y de las políticas contrarias a la igualdad y la solidaridad que impone la derecha gobernante.
Soportamos a una derecha contraria a la urgente Reforma Constitucional porque viven en Babia y en la luna de Valencia. Un PP y un Presidente de plasma que se han parapetado tras el muro ciego e infranqueable de su mayoría absoluta. Y, mientras, se acumulan los problemas en la calle y se inunda de miseria moral la sede de Génova.