Cada vez que voy a Donostia observo con "sana envidia"
como la ciudad ha procurado acoger al inmenso mundo motero
que existe como en todas las grandes ciudades
y que cuidan de que puedan circular por carriles específicos
y aparcar en sus innumerables espacios dedicados a las motos.
¡¡Ojalá Bilbao tuviese un trato parecido!!