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lunes, 18 de abril de 2022

El agua de grifo debe de seguir siendo un derecho:
¡Agua de grifo, por favor!

 Las razones para defender el consumo de agua de grifo son poderosas. 
El agua es un recurso natural vital y un bien común. El agua, junto al saneamiento, son derechos humanos, según Naciones Unidas desde el 28 de julio de 2010, a través de la Resolución 664/292, y los poderes públicos deben garantizar su provisión a los ciudadanos.

Debe ser gestionada con criterios de solidaridad y cooperación, acceso universal, equidad, control democrático y sostenibilidad medioambiental y social.
El neoliberalismo gestiona el agua con ánimo de lucro y la ha convertido en un gran negocio. Por ejemplo, una de sus manifestaciones es el agua embotellada, un negocio que vende más de 6.300 millones de litros al año en España. Se consigue con fuertes campañas publicitarias, a pesar de producir numerosos residuos y otros impactos ambientales negativos, ser mucho más cara y menos segura. 

Las ventajas sociales, económicas y ambientales que avalan el consumo de agua de grifo, empiezan por su fiabilidad y calidad. El agua de grifo es más saludable y segura que la embotellada, sus controles se rigen por criterios de seguridad sanitaria, que son más exigentes que los del agua embotellada que se rigen por criterios alimentarios.

Se ha acabado que en bares y restaurantes nos ofrezcan directamente agua embotellada por los enormes beneficios económicos que da la venta de este producto. Ahora sí podremos decir: ¡Agua de grifo, por favor! Y nos la pondrán, porque tienen la obligación legal de servirla, y como personas educadas que somos, daremos las gracias al restaurante y lo agradecerá el planeta.


Imagen de un grifo con agua corriente. EFE/EPA/KOEN VAN WEEL
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