La posibilidad de corregir en alguna medida el rumbo catastrófico del cambio climático, la eficacia del sistema de democracia liberal e incluso la convivencia civilizada en sociedades abiertas y cohesionadas son algunas de las cuestiones sobre las que se definieron los electores al votar a Lula y, sobre todo, al rechazar a Bolsonaro, el presidente que ha promovido en su mandato la mayor deforestación de la Amazonia de los últimos años de la historia del país, ha desacreditado el sistema democrático y los procedimientos electorales, y ha cosechado un desastroso balance de centenares de miles de muertes gracias a su campaña de desprestigio de la ciencia y de la medicina con su negacionismo de las mascarillas y de las vacunas durante la pandemia de la covid-19. Han sido poco más de dos millones de votos, sobre un total de 120 millones depositados, los que han determinado la victoria de Lula, que fue recibida con entusiasmo por las cancillerías de la Unión Europea y por la Casa Blanca.
Una mujer con su hijo celebra la victoria de Lula en las elecciones presidenciales brasileñas.
DPA VÍA EUROPA PRESS (DPA VÍA EUROPA PRESS)
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