El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

jueves, 9 de agosto de 2012

29-Huida al norte

Cada día laborable
un capítulo (29/35)

El mes de agosto se presentó todavía más tedioso. Nordin se fue a Marruecos a pasar varias semanas junto a su familia. Robert se marcho a Irlanda, a la tierra de sus antepasados, con la guitarra al hombro y con la última novia que había conquistado. Y Pedro se quedó en Bilbao, solo. Decidió alquilar un coche y recorrer la costa vasca. Lo hizo por una semana, aprovechando una oferta que realizaba una empresa que tenía una oficina en el centro de Bilbao. Decidió solventar el problema del aparcamiento nocturno dejando el coche, un pequeño modelo coreano, en el aparcamiento público del Arenal. Un poco caro pero muy seguro y cerca de casa.

Aprovechó bien esos días. A las nueve ya estaba sentado tras el volante del vehículo. Se había comprado un buen mapa de carreteras del País Vasco y una guía. El lunes puso rumbo a San Sebastián. Allí pasó el día, bebiendo chacolís, comiendo pinchos y paseando por la Concha hasta Ondarreta, o por las calles del ensanche donostiarra.  El martes fue a Lekeitio. Llevó el traje de baño y se dio un buen chapuzón en las aguas de la playa de Karraspio, al otro lado de la ría. Volvió a Bilbao por la carretera de la costa, por Izpaster, Ibarrangelua, la playa de Laga, Canala, Urdaibai. Quedó impresionado por la belleza del paisaje. El miércoles marchó de nuevo a Guipúzcoa, desde Zumaya a Zarauz. Se dio dos baños, uno a la mañana y otro vespertino. Los días siguientes repitió destinos. No le importó. Le gustaba volver a los lugares ya conocidos. Pero todos los días echó en falta la compañía de alguien, sin nombre propio, aunque en ocasiones la imagen y el nombre de Julia le rondaran la cabeza.