El PNV no se siente a gusto en la fotografía de la unidad abertzale. Entiende que todavía no es el momento de ensayar estos escenarios, pero la quiere utilizar -"de manera excepcional", reconoce- porque calma más de una de sus preocupaciones.De momento, avisa y no convendría despreciarlo aunque se trate de una expresión puntual.
Al unirse con quienes no cejan de afearle su desafecto a la apuesta soberanista de Euskadi, los nacionalistas anteponen, en cambio, la cobertura del riesgo que supondría para el proceso de paz asistir en un clima sin violencia desde hace dos años al veto de otra manifestación más en contra de la dispersión de los presos de ETA. Pero, sobre todo al bajar a la calle junto a la izquierda abertzale, componiendo el retrato de la mayoría social, el PNV advierte a Mariano Rajoy de que su quietismo puede inocular males mayores. (J.M. Gastaca)
Hace ya tiempo que la mayoría de la población respira en este asunto de diferente manera en Euskadi que en el resto de España. Ver marchar a miles de personas por la calle con fotos de etarras, reclamando su acercamiento a cárceles vascas y la libertad de los enfermos repugna, con certeza, a una mayoría en España. En Euskadi muchos piensan de igual forma, pero al menos otros lo ven como el ejercicio de la libertad de expresión y de manifestación, por incómodo que pueda resultar en ocasiones.
Lo cierto es que el juez Velasco ha conseguido lo que parecía imposible, que el PNV y la izquierda abertzale vuelvan a marchar hoy juntos por las calles de Bilbao. Una imagen muy poco repetida desde los tiempos del pacto excluyente de Lizarra, que los jeltzales jamás hubieran querido y que obedece a razones defensivas. Mejor eso que mandar a la Ertzaintza a disolver la marcha ilegal, regalar victimismo a la izquierda abertzale y ponerle en bandeja la acusación de plegarse al Estado y al Gobierno español.
Lo de hoy está llamado a ser un paréntesis, una excepción. Pero es a la vez una advertencia al Gobierno Rajoy: Si sigue sin mover ficha temeroso de UPyD y de la derecha extrema de su propio partido puede encontrarse con un segundo incendio cuando aún no ha sofocado el catalán. (A. Ayala en El Correo)
Ya ha acabado la mani. Como se esperaba mucha gente. El ambiente general ... pro presos. Recuerdo que, en teoría era a favor de los DD.HH. De los DD.HH. ahora ... ¿y antes? ¿Alguien ha oído condenar la conculcación de los DD.HH. durante las últimas décadas? Estamos en lo de siempre. Y a pesar de la mani de hoy sigo sin ver una solución que no pase previamente por la disolución de ETA y del arrepentimiento público de los presos que quieran acortar condena.