Esta noche a las 21:30h iba a ver en La CASA de la PORTERA, en Madrid, la versión de “El HUERTO de GUINDOS” escrita y dirigida por Raúl Tejón, protagonista de “Iván-OFF“, obra que inauguró el local. Es un espacio donde cada día solo pueden entrar 25 espectadores. Sí, solo 25. Tenía la entrada reservada, pero dos horas antes me han llamado al telefono móvil desde la taquilla diciendo que una de las actrices no podía salir a escena y se suspendía la función. Me he quedado con la miel en los labios. Otra vez será.
La función está protagonizada por Consuelo Trujillo, Carles Francino, Nacho Fresneda, Germán Torres, David González, Sabrina Praga, Alicia González, Barbara Santa-Cruz y Felipe G. Vélez.
Cuando Antón Chejov acaba de escribir El HUERTO de GUINDOS, la tuberculosis estaba acabando con su vida. Es un hecho que él, como médico, conocía sobradamente. Es por esta razón que parece que el huerto está sembrado, más que nunca, de la genialidad del autor ruso para plasmar el alma humana desde un sitio que solo conocen los que casi están del otro lado. Si bien, desde que era joven, Antón fue un gran observador del hombre y sus pasiones, la mirada que le da la muerte nos permite ver un repertorio de personajes, ya humanos, donde cualquier pasión, cualquier pulsión, son mostradas sin juicio ninguno por el autor. Puede que por ello también abandone los artificios dramatúrgicos para dar fuerza a la historia.
El huerto cuenta la historia de una familia y todo su entorno, que como una constelación, funcionan y giran en torno a si mismos. Parece que el pasar de los días, de la vida, es suficiente ya para crear una historia llena de emoción, en toda la expresión de esta palabra, sin que sean precisos acontecimientos extraoerdinarios para hacer avanzar a los personajes.
Si puedes, no te la pierdas. Yo lo volveré a intentar.