Desde aquí abogo modestamente por ir haciendo cada vez los límites más líquidos y ligeramente difusos.
Si toda la evolución digital ha conseguido ya que los límites del libro queden difusos y que quizás debamos ir pensando más en el término ‘obra’ que acertadamente lanzó de nuevo José Antonio Millán en el cierre del II Congreso de libro electrónico por qué no plantear desde los espacios libreros (culturales), que son además la única red amplia de espacios de comercio cultural, que su objetivo es estar cada vez más cerca del cliente, usuario lector tanto de lo nuevo como de lo usado como de lo antiguo como de lo descatalogado bien sea en papel en digital, en libro en revista en camiseta o en cuaderno, en música o en imagen. Con o sin ISBN…
Los imaginarios son múltiples nunca unidimensionales.
Atentos en esta línea a la propuesta que hará la Librería Cervantes hoy 23 de abril y que ya nos la van adelantando con un guiño.