En un espacio como la Universidad Pública,
que debería ser garante de libertad,
eso que tanto pregona la política que ha sido reconocida,
hoy protegerla del ruido se la ha llevado por delante.
Por otra parte, de todos es sabido el amor que profesa la presidenta a la cultura: Madrid no sólo es una de las comunidades autónomas que menos dinero invierte en investigación -pese a contar con el mayor presupuesto de todas- sino que las seis universidades públicas en funcionamiento se hallan en situación de quiebra técnica.