en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

miércoles, 4 de enero de 2023

Benedicto no logró sus objetivos.
Su Iglesia pierde influencia.


Cuando eligieron a Ratzinger pensaba, desde mi insignificancia y descreencia, y tras 25 años de derechismo radical por parte de Juan Pablo II, que la Iglesia católica necesitaba más a un Papa “sociólogo y reformista” que uno “teólogo y tradicionalista”. La mayoría de los Cardenales no pensaron así, y así les va, a ellos muy bien, a la Iglesia, no tanto.

El catolicismo tenía, y tiene, dos grandes rivales. Por una parte, no otras religiones como el Islam , sino dentro del propio cristianismo, con el crecimiento del protestantismo, y sobre todo del evangelismo, especialmente en el sur global. 

En el Viejo Continente, la Iglesia católica ha perdido peso e influencia incluso en países tradicionalmente católicos como Irlanda y Polonia. Que Benedicto fuera alemán y teólogo no frenó este declive.
 

Aunque en términos absolutos han crecido, hoy los cristianos representan aproximadamente la misma proporción de la población mundial (32%) que hace un siglo (35%), aunque entonces más de un 66% estaba en Europa, y ahora tan solo el 26%. Pero la distribución en el seno del cristianismo está cambiando. La Iglesia Católica sigue dominando, pero crecen los protestantes pentecostalistas y los evangélicos. Si no, que se lo pregunten por un lado a Trump, y por otro a Lula.

Las religiones siguen pesando en el mundo, especialmente en ese sur global en auge, mientras pierden fuerza en un norte global, donde la Iglesia Católica no podía escapar a estas tendencias. Su perdida de influencia, sin duda, es una buena noticia para los países y las personas profundamente laicas.