A medida que el sol se pone lentamente, el mundo que nos rodea se calma.
Los pájaros dejan de cantar, las ardillas dejan de jugar,
y (casi) todo entra en ralativa quietud.
El aire se enfría, los colores comienzan a cambiar,
y nuestra percepción del mundo se transforma.
El cielo se vuelve de un hermoso naranja,
las nubes se vuelven de un rojo fuego,
y el mundo se baña en una nueva luz.
quizás sea la hora del día cuando el mundo es más hermoso,
y todos deberíamos tomarnos un momento, un descanso,
para apreciar sus maravillas y desear cuidarlas.