Tras las sorprendentes ninformaciones llegadas desde Rusia ayer, no sabría decir si estas eran buenas noticias, o no. Casi que no. Me explico.
La movida de los mercenarios rusos te hace dudar si esto fuera el inicio de una revolución en Rusia, o si fuera la oportunidad que otros esperan para iniciarla, la situación podría adquirir caracteres imprevisibles y seguramente muy peligrosos.
Esta crisis interna rusa es muy buena para Ucrania en un momento decisivo de la guerra -tu debilidad es mi fortaleza-, pero para el resto de Europa la cosa no está tan clara.
Un cambio de régimen en Moscú podría dar lugar a un gobierno más pro occidental que abandonara la guerra -como hicieron los soviets en 1917– y tratara de reconducir el estado ruso hacia una posición más pacífica y colaborativa. Esa sería la alternativa buena.
Pero también puede terminar en una dictadura militar, o en un régimen mucho más radical que el actual, que optara por una escalada militar descontrolada. Rusia sigue siendo la primera potencia nuclear del mundo, aunque tenga los pies de barro, y su posible inestabilidad es sumamente preocupante, incluso para los que más desean su destrucción.
Por eso los gobiernos occidentales están siendo sumamente prudentes ante la rebelión. Cuando un gigante se tambalea no conviene estar cerca, porque nunca se sabe de qué lado caerá.
eldiario.es/opinion/qué-está-pasando-en-rusia
La movida de los mercenarios rusos te hace dudar si esto fuera el inicio de una revolución en Rusia, o si fuera la oportunidad que otros esperan para iniciarla, la situación podría adquirir caracteres imprevisibles y seguramente muy peligrosos.
Esta crisis interna rusa es muy buena para Ucrania en un momento decisivo de la guerra -tu debilidad es mi fortaleza-, pero para el resto de Europa la cosa no está tan clara.
Un cambio de régimen en Moscú podría dar lugar a un gobierno más pro occidental que abandonara la guerra -como hicieron los soviets en 1917– y tratara de reconducir el estado ruso hacia una posición más pacífica y colaborativa. Esa sería la alternativa buena.
Pero también puede terminar en una dictadura militar, o en un régimen mucho más radical que el actual, que optara por una escalada militar descontrolada. Rusia sigue siendo la primera potencia nuclear del mundo, aunque tenga los pies de barro, y su posible inestabilidad es sumamente preocupante, incluso para los que más desean su destrucción.
Por eso los gobiernos occidentales están siendo sumamente prudentes ante la rebelión. Cuando un gigante se tambalea no conviene estar cerca, porque nunca se sabe de qué lado caerá.
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