“¿Quién será el próximo presidente de Estados Unidos?” La respuesta, mas por ganas que por analizar la realidad: “Bueno, probablemente Joe Biden, pero sería mejor que Biden se hiciera a un lado, para dejar que un candidato más joven jugara la carta de la edad contra Donald Trump, de 77 años.”
La mayoría de los analistas dicen que Biden ha sido un buen presidente para Estados Unidos. Bajo su mandato, la economía muestra una vitalidad notable, con un gasto público que, siguiendo el modelo del New Deal, está acelerando la transición ecológica y creando empleo. Pero si Joe Biden tropieza —física, mental o políticamente— durante el agotador maratón que supone una campaña presidencial en EE UU, y permite el retorno de Trump, eso será lo único por lo que se le recordará.
El único que puede tomar la decisión de no repetir es el propio Joe Biden, y si tiene que ocurrir, que sí, mejor que sea pronto. “¡Tiene que ser antes del Día de Acción de Gracias!”
En esos comicios no solo se decidirá el futuro de EE.UU. Sus resultados tendrán también enormes repercusiones para Europa, para Ucrania y para gran parte de "Occidente".