Nos estamos acostumbrando a que políticos de otros países pongan firmes a "los nuestros", les pongan deberes y les digan lo que tienen que hacer y dejar de hacer. Y nos está empezando a parecer normal.
Leyendo ciertos titulares de periódicos cuando hablan del "caso Urdangarin-Borbón", un caso que como todos sabemos "salpica" sí o sí a su mujer, infanta a cargo del erario público y a su padre, Jefe de Estado por la gracia de Dios, del Generalísimo y posteriormente, de la Constitución, se me ocurre la posibilidad de extrapolar esa "influencia" incuestionada a otras autoridades del Estado, concretamente a la Judicatura, para que dejen de montar circos como el que han organizado con su ex-colega Garzón y agarren el toro del caso "Urdangarín-Borbón" por los cuernos (frase hecha), y se dejen de milongas insistiendo en que la Infanta no participó en los negocios de su marido. (Ja, Ja, Ja) Eso, sí, encima de vez en cuando nos recuerdan que la Justicia es igual para todos. (Y esto ya no hace ni gracia. Simplemente, indigna.).