En la sesión parlamentaria de control al Gobierno de la semana pasada, se sugirió desde la tribuna de la Cámara legislativa vasca la posibilidad de abrir un melón delicado: la del reparto competencial en materia tributaria. En pocas palabras, trasladar los actuales poderes legislativos que tienen las juntas generales hasta el Parlamento vasco. Para algunos un motivo para rasgarse las vestiduras. Para los que creemos que Euskadi puede y debe de ser un sujeto político con capacidad de decisiones en todos los campos posibles, el que la competencia fiscal se escape a sus ambitos de decisión resulta cuando menos kafkiano.
Parece evidente que de momento la cosa esta complicada pero algunos nos conformamos con que ya se empiece a hablar del tema, hasta ahora tabú, porque estamos convencidos que al final la lógica y la razón siempre terminan superando a los que se refugian en derechos y tradiciones intangibles.